Tensiones, encuentros y desencuentros

Foto: Gisela Curioni

El tradicional encuentro de los feminismos se desdobló y hay dos fechas para la cita de este año en San Luis. Militantes santafesinas reflexionan sobre qué implica la doble convocatoria para el movimiento.

Desde 1986 se realizan en el país los encuentros de mujeres. Su masividad, difusión y la capacidad para generar estrategias y acciones políticas, los han hecho crecer no solo en convocatoria sino en representatividad, y eso trae tensiones y debates que parecen estar, hoy, en su punto más álgido.

En este 2022, y tras dos años sin encuentros por la pandemia, la edición 35° debe realizarse en San Luis. Pero en las últimas semanas sucedió algo inédito: a través de las redes sociales se lanzaron dos convocatorias, en fechas distintas, para el Encuentro en San Luis. El 8, 9 y 10 de octubre -fecha habitual de realización- será el 35º Encuentro Plurinacional de Mujeres, Lesbianas, Trans, Travestis, Bisexuales, Intersexuales y No Binaries. Mientras que el 19, 20 y 21 de noviembre será el 35° Encuentro Nacional de Mujeres (ENM).

“Tenemos la responsabilidad política de darle respuestas a esos miles de compañeres que vienen expresando desde hace años que no se sienten nombrades cuando se habla del encuentro nacional. Y tal cual nos enseñó el feminismo, lo que no se nombra no existe”, indicó en una conferencia de prensa la Comisión Organizadora del encuentro plurinacional. “Por eso nos llena de orgullo, alegría y responsabilidad hoy asumirnos plurinacionales y mujeres diversas, trans, travestis, bisexuales, no binaries y lesbianas”, destacaron.

Por su parte, desde la organización del ENM, no hicieron referencia al cambio de nombre sino al cambio de fecha. “Resolvimos que será el fin de semana largo de noviembre, a partir de un pedido que recibimos de la Confederación Mapuche de Neuquén y el Centro Zomo Newen (Fuerza de Mujer)”. Según indicaron, esta Confederación realizará el 14° Encuentro de Naciones y Pueblos Originarios en octubre, coincidiendo con los 530 años de la invasión al continente y por esta razón le solicitaron a la Comisión Organizadora que “el Encuentro Nacional de Mujeres no se haga en el mes de noviembre de manera de no superponer esfuerzos que irán en desmedro de ambos eventos”.

De esta forma ambas comisiones hicieron públicas sus convocatorias. En esas primeras horas, la sorpresa de buena parte del movimiento feminista fue grande y los grupos de Whatsapp y las redes sociales ardían de comentarios, charlas y discusiones al respecto. Por primera vez el Encuentro se partía.

Mabel Busaniche, histórica militante feminista de Santa Fe, reflexionó en diálogo con Pausa. “En San Juan ya hubo dos encuentros: las católicas dogmáticas hicieron el suyo, con mucha gente, muy masivo, paralelo pero simultáneo al otro Encuentro plural”. Mabel se refiere al ENM que se realizó en 1997 en San Juan, donde los archivos y registros de aquellos días marcan una fuerte irrupción de las mujeres católicas, que pugnaban por sus espacios dentro del Encuentro. “No eran con la masividad que vemos hoy, pero cuando llegamos a San Juan hubo dos encuentros grandes, esto ya sucedió”, afirma la entrevistada.

Con este recuerdo Mabel busca traer un poco de calma a las aguas revueltas y más jóvenes del movimiento. “Creo que hay una mayoría que quiere unirlo, a mí me gusta la unidad, y más después de la pandemia. Sería importante hacer un solo encuentro, masivo. De otra manera, sería un error político. Pero tampoco le tengo miedo a la división. La historia nos ha demostrado que nos podemos dividir pero que después nos podemos volver a unir, y vamos a luchar por lo mismo”.

Foto: Gisela Curioni

Debates e identidades

Quien haya ido alguna vez a un Encuentro y caminado por las calles de la ciudad sede en esos días, sabe muy bien que el Encuentro no es sólo de mujeres. Desde sus inicios las lesbianas están ahí, las bisexuales, las originarias. Tiempo después, con la irrupción en la escena de la gran militante trava Lohana Berkins, también las trans y travestis fueron parte. Las identidades más “nuevas” -en términos de nombramiento y visibilidad- como las intersexuales y no binaries, también están desde siempre.

¿Qué pasa entonces ahora con esa representatividad? ¿Qué cambia con cambiar el nombre? ¿Se borra algo o se suman muches?

Para Victoria Stéfano, militante trava santafesina, esta doble convocatoria era necesaria. “Creo que se está cristalizando una ruptura que era inminente por las posiciones ideológicas respecto de los pueblos originarios, pero también de las personas LGBTI y, en particular, de la participación de las personas trans. Y esa es una discusión bastante vetusta, ¿de qué estamos hablando? Hace más de 10 o 15 años que Lohana Berkins empezó a discutir si las personas trans podíamos participar o no de los encuentros. Bueno, esto de alguna manera viene a ponerle fin a estas discusiones y a decir: si ustedes no quieren que las personas trans participen, no vamos a hacer el Encuentro juntas”.

Para Silvia Ferrero, de la Asociación Civil Palabras, este quiebre también se veía venir. “No me sorprende porque en los últimos encuentros ya venían dándose debates con respecto al nombre, pero sí me sorprende que haya dos encuentros, pensé que el debate lo íbamos a dar dentro del mismo. Creo que hoy, y con todo lo que en los últimos años ha implicado pensar la interseccionalidad en el movimiento feminista, no podemos convocar solo a un encuentro que se llame 'nacional de mujeres'. Tiene que ser un encuentro con todas sus diversidades y, en todo caso, ir debatiendo qué significa esa interseccionalidad hoy y después de una pandemia”.

Unir o devenir

Más allá de las cuestiones políticas y partidarias que también aparecen para intentar explicar este quiebre, las razones son mucho más profundas y tienen que ver, sin dudas, con un cambio de época y con las necesidades de colectivizar luchas, reclamos y encuentros en tiempos de fuerte crisis económica, social y política luego de los años del neoliberalismo macrista y la pandemia. Entonces ¿es necesario hacer un esfuerzo por la unión o hay que entender esta ruptura como parte del devenir del movimiento?

Para Silvia Ferrero, y en una postura que también expresó de forma oficial la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito, se debería “hacer un esfuerzo para unificar las partes”. Para la militante “las diferencias que tengamos que debatir tenemos que hacerlo dentro de un mismo Encuentro. En estos espacios se piensan las problemáticas, las luchas y, fundamentalmente, vamos diseñando estrategias, y ahí tenemos que estar todas y todes”.

Foto: Gisela Curioni

Victoria Stéfano, por su parte, entiende que ya no se pueden seguir postergando los debates y las tensiones que subyacen desde hace mucho tiempo en ciertos espacios. “No podemos seguir fingiendo un ‘como si’… como si las personas trans estuviéramos incluidas, como si las personas originarias estuviéramos incluidas; tenemos que pensar en niveles de participación política reales y concretas que definan agendas de lucha colectiva, y eso tenemos que pensarlo de forma estratégica, porque yo no creo que compartir espacios con una terf sea algo motivador o cómodo, pero al mismo tiempo reconozco en esa mujer, en esa compañera, una serie de opresiones y de violencias que yo también sufro, y desde ese lugar, estratégicamente, estoy parada en la misma posición que esa compañera, es parte de mi lucha. Para mí es indistinto tu nacimiento, yo no siento que ella por ser mujer debería tener menos derechos que yo, por el contrario, creo que avanzamos hacia un horizonte de igualdad, pero eso tenemos que discutirlo”.

Para finalizar, Stéfano reflexiona sobre la avanzada trans-excluyente dentro de ciertos feminismos. “Lo vimos primero en Europa y hoy esa discusión nos está empezando a atravesar acá, por eso siento que es estratégico seguir debatiendo. No creo que la separación haga concretamente a la cuestión de saldar discusiones, sino que no hace más que sentar firmemente dos posiciones, yo creo que esas posiciones tienen puntos de encuentro y esto no es tibieza, es la clara convicción política de que la única manera en la que vamos a conquistar la igualdad va a ser reconociendo un enemigo en común y concreto, y que no está del mismo lado que nosotras”.

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