Una década después de la marcha que inauguró la era del feminismo como sujeto político masivo, el movimiento de mujeres llenó las calles en Santa Fe y en todo el país. Las fotos de una jornada histórica, por Victoria Carballo.
A diez años de aquel 3 de junio de 2015, cuando la marcha por el femicidio de Chiara Páez marcó la irrupción definitiva del feminismo en la agenda política argentina, el movimiento de mujeres volvió a llenar las calles y las plazas en todo el país para visibilizar lo logrado en esta década, pero principalmente para seguir exigiendo todo lo que aun falta.
"Nuestra desobediencia y libertad les da miedo"
Santa Fe fue una de las tantas ciudades en toda la Argentina que llenó las calles en un nuevo 3 de junio. El documento leído en una colmada plaza 25 de mayo resaltó que, si bien "el movimiento feminista no nace con el Ni una menos" y que existe "un acumulado histórico de organización y luchas", "todo proceso reconoce hitos que marcan un antes y un después".
"El 3 de junio de 2015, miles y miles llenamos las plazas del país para gritar Ni una menos sin imaginarnos que estábamos inaugurando un nuevo tiempo: el del feminismo como sujeto político masivo y nunca más ignorado. Desde ese día, mesas Ni una menos se multiplicaron en todo el país como una articulación de feminismos y organizaciones para denunciar, exigir y proponer políticas ante la violencia no solo femicida sino la estructural, la del hambre, la de la exclusión, la de la precarización de nuestras vidas".
"En este contexto la demanda de la campaña por el aborto legal seguro y gratuito fue creciendo hasta convertirse en marea y bandera no sólo de feministas históricas sino también de millones de pibas que con el pañuelo verde atado en sus muñecas y mochilas desafiaban tutelajes de cuerpos y discursos moralizantes", continuó el comunicado.
"Decretamos el fin del silencio y del closet diciendo basta de disciplinamientos. Pusimos nuestros cuerpos y nuestra voz en el espacio público, en parlamentos, organizaciones, escuelas, hospitales, universidades, en el arte, el deporte, la ciencia y los medios de comunicación".
La enumeración de logros continuó remarcando "los registros oficiales sobre violencia, protocolos y guías de atención, reparaciones económicas a las víctimas, ministerios de Género, leyes de paridad, Brisa, Micaela, e interrupción voluntaria del embarazo": "Nadie más puede decir impunemente que provocamos y somos responsables de que se nos acose, viole y mate, ni pueden legislar sobre nuestros cuerpos, opinar sobre ellos o negarnos la identidad autopercibida".
"Logramos el uso del lenguaje inclusivo aunque mal le pese a tanto purista de la lengua. En esto tampoco hay marcha atrás. El habla modifica el lenguaje, las palabras circulan y son apropiadas en un proceso lento pero sin vuelta atrás".
Desde aquel 3 de junio de 2015, el feminismo atravesó de manera transversal todas las discusiones: "Politizamos con feminismo y lesbotransfeminismo el ajuste, la justicia injusta, la represión, las ollas vacías, el costo del boleto, medicamentos, energía eléctrica y alquileres, las calles intransitables, las ambulancias y el transporte público que no entran a los barrios lejos de las avenidas, la estigmatización y los derechos negados a las personas con discapacidad, los bajos ingresos, las brechas salariales, las jubilaciones miserables, la pérdida de derechos laborales y previsionales, el avance de los negocios inmobiliarios sobre los cordones hortícolas proveedores de alimentos, el desfinanciamiento del arte y la ciencia. Porque las consecuencias todas las crisis se suplen con trabajo gratuito y precarizado de mujeres e identidades feminizadas a costa de su tiempo, cuerpos y derechos".
"Portamos una mística que no tiene diez años sino que es milenaria", añadió el texto: "Nos mueven las emociones como las ideas, los deseos como las necesidades, la rabia como la esperanza y la alegría de estar construyendo otra vida pese a tanto odio y violencia".
Ya enmarcado en el difícil contexto actual, de cara a un gobierno que hace del antifeminismo y de la violencia contra mujeres y disidencias una de sus principales banderas, el comunicado enfatizó: "A los fundamentalistas del mercado y de 'las fuerzas del cielo' nuestra desobediencia y libertad les escandaliza y da miedo. No es casual que el antifeminismo y el ataque a las disidencias sean un rasgo constitutivo de las masculinidades de las nuevas derechas".
"Para destruir el Estado, someterse a los dictados del FMI, entregar a millonarios y corporaciones el territorio, los bienes naturales, las empresas y servicios públicos y lo producido por trabjadorxs y jubiladxs, necesitan reprimir cualquier resistencia y crear enemigos internos a quienes culpar".
"A los varones heteros, especialmente a los jóvenes, que se sienten frágiles y heridos ante el avance y la autonomía de las mujeres, les ofrecen la teoría conspirativa de que no es el sistema el que los vulnera sino las feministas y disidencias que como un virus han infectado las relaciones al subvertir el orden natural y divino", prosiguió.
"No es la primera vez, pero con esta ferocidad del presente solo en épocas de dictaduras. Niegan la violencia de género que hacen recrudecer con sus políticas y pretenden anular la figura penal de femicidio de la misma manera que eliminaron ministerios, programas y políticas públicas. Nos quieren solas y aisladas. Es el castigo a la osadía de enfrentarnos al mandato de callar y aguantar y por desafiar la heterosexualidad obligatoria".
"En este contexto, la Asamblea Ni una menos Santa Fe es una actora política insoslayable en nuestra ciudad. Está integrada por organizaciones pero también por compañeres sin pertenencia orgánica ni trayectorias de activismo previo. Se inscribe en el devenir histórico del movimiento feminista santafesino cuyos orígenes pueden situarse en la década de 1980 con el surgimiento de organizaciones territoriales, de los primeros pasos en la institucionalidad del Estado y de la promulgación de leyes fundamentales de reconocimiento de derechos de género".
La Asamblea Ni una menos "no es un sello cuya existencia se reduce a marchar en las conmemoraciones del calendario feminista, incluso si así lo fuese no sería un acto político menor ya que somos miles quienes nos volcamos a las calles en épocas de apatia generalizada. Tampoco somos una listado de demandas pero lo que demandamos no lo negociamos ni resignamos, lo militamos".
"Movilizaciones, audiencias, acampe, pañuelazos, talleres, encuentros, acompañamiento de familiares de las víctimas, campañas de prevención y de denuncias, intervención decisiva en el proceso que llevo a la destitución del juez Mingarini dan testimonio de ello. Podrán intentar sacarnos de las calles, reprimirnos, censurarnos, despedirnos, dejarnos sin organismos y presupuestos pero es inútil: nos habita el feminismo y transfeminismo que llevamos a todos lados en un proceso irreversible".
El comunicado concluyó con firmeza: "A 10 años del Ni una menos. En memoria de nuestras muertas. Por el derecho a una vida libre de toda violencia. En la defensa de la soberanía sobre nuestros cuerpos, de la Naturaleza y de la Matria que nos cobija volvemos a gritar: ¡paren de matarnos! ¡Ni un derecho menos, ni una muerta más!".








